CAS-3.1 EL PARAPETO DE LA MUERTE – CASTRALVO

Este conjunto de fortificaciones, en el que destacan varios refugios y nidos de ametralladora, se encontraba a escasa distancia de las líneas republicanas, una línea de trincheras reforzadas con parapetos de piedra, en la que las milicias confederales de la Columna de Hierro, procedentes de Valencia, se habían instalado tras los sucesos ocurridos en La Puebla de Valverde en el verano de 1936, renunciando a la toma de Teruel. En el cerro contiguo se levantaron otras trincheras y una pequeña obra defensiva reforzada con un muro en el que se abrieron varias aspilleras para el fuego de la fusilería.

El resto del conjunto, muy deteriorado, lo forma una red de zanjas que se extiende en dirección a Teruel y un buen número de rudimentarios refugios para la tropa, las más de las veces, agujeros excavados sobre el terreno y reforzados con paredes de piedra extraída del lugar.

La proximidad de las líneas y el continuo intercambio de disparos hacían merecedor a esta posición del nombre de Parapeto de la Muerte.

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El nombre de Posición Pancho Villa tenía que ver con un jefe de las milicias, Rafael Martí, que era natural de Alcoy y al que todos conocían por el nombre del revolucionario mejicano debido a que llevaba un gran sombrero de paja sobre su cabeza. La posición había sido disputada con encono desde el primer verano de la guerra, al llegar hasta el Puerto de Escandón las milicias levantinas y enfrentarse a los defensores de Teruel, que se habían fortificado en aquellas alturas.

Un enfrentamiento ocurrido en septiembre de 1936, mientras Martí y el jefe de las tropas sublevadas habían abandonado sus posiciones para parlamentar, terminó con la muerte de ambos y con la leyenda del dirigente de las milicias.

Desde ese momento, el lugar sería un frente estable, aunque tendría que haber sido punto de partida para que las milicias anarquistas hubieran avanzado sobre la ciudad coincidiendo con el ataque lanzado por la XIII Brigada Internacional sobre las lomas del Cementerio, en diciembre de 1936.

El coronel de Ingenieros sublevado Loscertales había emitido un informe en octubre de 1937 haciendo especial mención de las muchas deficiencias que padecían las fortificaciones que circundaban el perímetro defensivo de la ciudad, con sencillas líneas de trincheras y unos rudimentarios centros de resistencia, sin profundidad.

Un año después de aquel enfrentamiento, el XX Cuerpo de Ejército republicano avanzaría desde estas posiciones sobre Teruel, cesando la última resistencia el día 18 de diciembre al replegarse los efectivos que defendían el sector sobre la ciudad y el cerro Mansueto. El día 19, los soldados de la 40 División, apoyada por la 68 División en su flanco izquierdo, alcanzarían el casco urbano desde el sur y a ella le sería encomendada la toma definitiva de la plaza.

Sería en este sector, desde los observatorios próximos de Cerro Gordo y del vértice Coronillas, donde los más destacados líderes políticos y militares republicanos seguirían el desarrollo inicial de la ofensiva. Hasta aquí llegaría el Presidente del Consejo de Ministros, Juan Negrín, y el propio Ministro de Defensa, Indalecio Prieto, así como otros dirigentes políticos y las máximas autoridades militares.

Unos meses más tarde, en mayo de 1938, al igual que había ocurrido con Aldehuela, Cubla o Villel, este lugar sería conquistado por las tropas del general Franco en su avance sobre Valencia.

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