CEL-12.3 ESTELA COMANDANTE MILLÁN – CELADAS

Estela del Comandante Millán

Estela funeraria en honor de Enrique Millán Morga, comandante de Infantería fallecido el 20 de abril de 1937 en Celadas. En abril de 1937 el Ejército Republicano lanzó una ofensiva sobre Celadas, consiguiendo tomar el pueblo y el cerro de Santa Bárbara; la conquista fue efímera, siendo el emplazamiento reocupado tras la contraofensiva del Ejército Nacional.
La lápida, situada en el ribazo que separa dos campos, está coronada con el emblema del Arma de Infantería. Presenta la siguiente inscripción:


UNA ORACIÓN POR EL ALMA DEL CMTE INFANTERÍA
D. ENRIQUE MILLÁN MORGA
MUERTO POR DIOS Y POR ESPAÑA EN ESTE
MISMO LUGAR DE CELADAS EL DÍA
20 DE ABRIL DE 1937. R.I.P.

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La estratégica situación de Celadas determinó que este municipio desempeñara un papel clave en el frente de Teruel durante toda la Guerra Civil. Ambos bandos pelearon denodadamente por hacerse con el control de esta población, así como con el de las estratégicas posiciones que la rodean.

Tras la sublevación militar y la consolidación del frente, la localidad y la mayor parte de su término municipal quedó en “territorio nacional”. Pero desde el primer momento, las tropas gubernamentales intentaron conquistar Celadas, con el fin de tratar de interrumpir las comunicaciones por ferrocarril y carretera de Teruel con las posiciones de retaguardia y especialmente con la ciudad de Zaragoza.

Un primer intento republicano para apoderarse de Celadas tuvo lugar a finales de diciembre de 1936 y principios de 1937. El plan gubernamental pasaba por “avanzar toda la línea y amenazar Teruel por el Sur”, con el fin último de provocar la caída de todo el sector de Teruel. A la vez se pretendían ganar Gea de Albarracín y Celadas, utilizando esta última localidad como base para avanzar sobre Caudé y “dominar las líneas de comunicación procedentes de Calamocha y asegurar a las fuerzas actuantes de cualquier amenaza que viniese de esa dirección”.

En la operación tomaron parte seis columnas compuestas por 20.000 hombres y apoyadas por 16 carros, 7 blindados y 12 baterías de artillería. Los mandos republicanos confiaban en una fácil victoria, a causa del reducido número de efectivos nacionales desplegados en el sector. Sin embargo, la operación terminaría en un rotundo fracaso, no lográndose ninguno de los objetivos previstos.

Buscando aliviar la presión nacional sobre el frente Norte, los mandos republicanos decidieron lanzar una maniobra de distracción sobre el sector de Teruel en abril de 1937. El plan operativo republicano consistía, en esta ocasión, en practicar una serie de ataques sobre la carretera que unía Teruel con Zaragoza y sobre la línea Santa Bárbara-Celadas-Cerro Gordo. La maniobra se completaba con otros ataques secundarios en la Sierra de Albarracín.

Si bien las fuerzas republicanas consiguieron apoderarse de la localidad de Celadas por espacio de algunos días, así como de alguna de sus estratégicas posiciones como Santa Bárbara, las tropas nacionales lograrían con grandes dificultades expulsarlos de sus conquistas y obligarlos a retirarse. En los combates se produjeron cuantiosas bajas por ambas partes, alguna tan significativa como la del coronel Velasco, jefe del Sector Norte, y también la del comisario de la 22ª Brigada Mixta.

Cerca del pueblo, en la carretera que conduce hasta Cella, se encuentra en un ribazo que separa dos campos de labor una estela funeraria que puede fecharse durante estos combates. En ella está presente el emblema del Arma de Infantería y se pide una oración por el comandante D. Enrique Millán Morga, caído en combate en ese lugar el día 20 de abril de 1937.

Será durante la Batalla de Teruel cuando Celadas adquiera un protagonismo clave en el devenir de los acontecimientos. El 15 de diciembre de 1937 el ejército gubernamental iniciaba su ambiciosa ofensiva sobre Teruel destinada a distraer fuerzas del bando nacional de su previsto ataque sobre Madrid. Este cambio de situación obligará a los mandos franquistas a hacer entrar en línea numerosas unidades para tratar de evitar la captura de la capital turolense. Celadas se convertirá en uno de los puntos de concentración de los efectivos movilizados, caso por ejemplo de la 13ª División. El objetivo de esta unidad recién alineada será capturar la zona ubicada al Norte de los Altos de las Celadas y El Muletón.

Aunque los recién llegados consiguieron algún pequeño avance, resultaron insuficientes para tratar de aliviar la presión republicana ejercida sobre Teruel. La capitulación de los últimos defensores turolenses el 8 de enero de 1938 hará que se interrumpan las operaciones en el sector de Celadas. Ahora los mandos nacionales disponen de tiempo para poder diseñar la mejor estrategia de ataque sin la necesidad de liberar una guarnición sitiada.

El 17 de enero se retoma el ataque nacional sobre el Alto de las Celadas y El Muletón, posiciones que serán sometidas a un batido masivo, y tomadas rápidamente por las tropas nacionales. El general Rojo considera una prioridad recuperar ambas cotas, ordenando sendos ataques sobre ellas el 27 de enero. Sin embargo, graves fallos de coordinación entre la artillería y la infantería, harán fracasar el intento.

Tras estas últimas tentativas, ahora la iniciativa la llevará el bando nacional, que prepara una ambiciosa ofensiva para principios de febrero. El Cuerpo de Ejército Galicia, que tiene asignado el ataque sobre el sector que nos ocupa, cuenta con cinco divisiones (13, 83, 84, 85 y 150) y está apoyado por 56 Baterías, de las cuales 8 tenían calibres superiores al 105. Los movimientos de todo este Cuerpo de Ejército, que operaba al mando del general Aranda, se coordinaron desde la posición de Santa Bárbara de Celadas, pues se conservan fotografías donde se puede ver a este mando dirigiendo las operaciones desde allí.

Frente a las líneas nacionales se halla desplegada tan sólo la 59ª Brigada, apoyada por el 4º Batallón de la 151ª Brigada Mixta. A izquierda de la 59ª Brigada estaban en línea tropas de la 212ª Brigada. Las reservas republicanas de todo el sector estaban compuestas por fuerzas de la 22ª Brigada (39ª División), que ya se encontraba muy desgastada, y por la 74ª Brigada (19ª División).

En la documentación conservada no se menciona la presencia de ninguna fuerza ocupando una segunda línea dentro del despliegue, lo que lleva a pensar que el frente carecía de profundidad. Así pues, el bando nacional acumula en el sector 43 batallones frente a los 4 republicanos y una masa artillera muy superior.

El plan operativo nacional pasaba porque la 83ª y la 84ª rompieran el frente, mientras que la 13ª al Sur y la 85ª al Norte se encargaban de cubrir los flancos de la maniobra. La 85ª, con toda su artillería y una sola Brigada de infantería debía llevar a cabo un ataque demostrativo a la izquierda del despliegue, partiendo desde Villarquemado. A la derecha de toda la línea de frente debía operar la 13ª División, cuyo avance no estaba previsto hasta que la 84ª División lograra sus objetivos.

El ataque se inició el día 5 de febrero de 1938. Después de un intenso fuego artillero preparatorio, al que se sumó el bombardeo de la aviación, avanzó la infantería, buena parte de la cual partió de las inmediaciones de Santa Bárbara. Aunque las fuerzas republicanas combaten bien, son incapaces de taponar las rupturas, lo que les obliga a replegarse para evitar quedar copadas.

Pronto queda abierta una brecha de más de 12 kilómetros en el frente republicano, por la que penetran las unidades de vanguardia de la 83ª y 84ª Divisiones, quedando los efectivos de la 59ª Brigada partidos en dos. Gracias a la superioridad nacional en el aire se consiguen detener los movimientos de las reservas republicanas. La derrota gubernamental ha sido completa, pero no sangrienta.

El día 7 la 13ª División explotó el éxito logrado el día anterior y acabó con los últimos núcleos de resistencia republicanos, entre ellos la Loma de Casares. Los supervivientes de los combates se repliegan en dirección al río Alfambra. El frente republicano de Celadas ha sido completamente barrido.

Estas circunstancias y el hecho de que Celadas se viera envuelta en las operaciones asociadas a dos batallas (la de Teruel y la del Alfambra), justifican la existencia de un amplio repertorio de Patrimonio Bélico distribuido por todo el municipio, destacando dentro de todo el conjunto las posiciones de Santa Bárbara y de Loma de Casares.

Las recientes excavaciones arqueológicas realizadas en Santa Bárbara y en la Loma de Casares han sacado a la luz dos interesantes escenarios históricos, que reflejan la doble vertiente del conflicto en la localidad de Celadas: la humana y la militar. En Santa Bárbara se ha descubierto un puesto de mando franquista y parte de la densa red de trincheras que articulaban la posición. En Loma de Casares se han excavado cuatro estructuras de refugio y vida de las tropas gubernamentales, además de los tramos de trinchera que las comunicaban entre sí y con la línea de fuego. Dos posiciones frente a frente, protagonistas de dos batallas.

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