LA BATALLA DE TERUEL
De aquella campaña nada me impresionó tanto como el increíble mal tiempo, y estoy seguro de que para los historiadores de la guerra será el rasgo más digno de estudio. El viento cortante resultaba especialmente duro. Nada servía de protección contra las ráfagas heladas que llegaban aullando desde el norte y que atravesaban todas las capas de ropa, por muchas que fueran. Los ojos se nos llenaban constantemente de lágrimas por lo intenso del dolor; los dedos de las manos se nos hinchaban y se nos dormían y de los pies desaparecía toda sensación que no fuera una frialdad glacial insoportable.
(The New York Times. Herbert L. Matthews)
PUNTOS DE INTERÉS